¿Qué es ser dominicano?
La
República Dominicana es un país con recursos bastos y con un pueblo hermoso.
Además, tiene una cultura extensa, influida por muchas raíces históricas y
razas variables. Pero, en estos últimos días, me ha venido a la mente una
pregunta que todos, no importa de dónde seamos, debemos preguntarnos, en
nuestro caso: ¿Qué es ser dominicano para mí?
Esta
pregunta puede tener múltiples respuestas dependiendo de quién venga. En este
artículo trataré de ser lo más llano y claro posible, así como lo es mi pueblo,
simplemente dominicano.
Para
mí ser dominicano, ante todo es un honor. Es un privilegio el haber nacido en
un país que, según el enaltecido poeta Pedro Mir, está “situado en el mismo
trayecto del sol”. El ser dominicano es sinónimo de una persona bondadosa; una
persona que sin conocerte está dispuesta a saludarte. Somos, además de todo,
serviciales con todo el que disponemos el placer de conocer. Nuestra patria es
sentimental, incluso a veces, a niveles extremos. El dominicano es trabajador,
se supera día a día, le gusta disfrutar de un buen plato autóctono, es
tradicional, presumido, animoso, muy peculiar en sus pronunciaciones, busca
sentirse adonde llega, tiene un corazón cubierto de hierro pero abarrotado de
oro; el dominicano disfruta mucho del humor, es complaciente, tiene una fe
inquebrantable cuando decide creer, ha desarrollado a lo largo de su historia
cultura distintos géneros musicales, los cuales goza y disfruta a su máxima
expresión. Somos, sobre todo, buenos de corazón y alma.
Dondequiera
que va es recordado por su esfuerzo, buen trabajo y dedicación. Hace hasta lo inalcanzable
por conseguir el “pan de cada día” pues, generalmente, disfruta su trabajo; y
de lo contrario, es optimista y se burla de su propia situación.
Precisamente,
es por ello que me colerizo cuando veo que la aristocracia que nos gobierna
abusa de nuestras debilidades como nación. Somos un pueblo que está viviendo
una crisis social, donde los valores y la ética han sido puestos en alerta
roja. A la vez, apelando a nuestras virtudes como pueblo, que seamos bondadosos
de corazón no significa que seamos tontos. Lo peor es que se nos trata como
tal.
Dicho
esto, debemos enaltecer y hacer honor a nuestra cultura, nuestro ser, nuestra
dominicanidad. Debemos nueva vez, no levantarnos en armas, pues se han desarrollado
otros métodos de sublevación. Simplemente debemos ser eso: dominicanos; y
ustedes saben lo que eso significa.
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